lunes, 21 de junio de 2010

Yo niña


¿Hace cuánto que no nos damos el tiempo de tomarnos la tarde para hacer algo que realmente nos hace felices, con las personas que queremos? Ésta era una actividad que hacíamos muy a menudo cuando eramos niños. Lo que yo me pregunto es: ¿por qué lo dejamos de hacer?

Recuerdo que cosas tan simples como comer un helado o recibir una Barbie nos hacían sentir como los más ricos y afortunados del planeta. Nuestro regimiento de dulces y juguetes eran lo MÁS importante; compartíamos tardes enteras jugando nuestros amigos más cercanos, hasta que nuestra mamá nos llamaba para devolvernos a la realidad e indicar el fin de otro gran día.

Nuestra única ocupación (aparte del colegio) era soñar el mundo fantástico que queríamos desarrollar, imaginarnos que ibamos a aportar en el futuro, cómo seríamos de grandes, que cosas nos gustaría experimentar.

La inocencia constante nos hacía apreciar cada nuevo decubrimiento, asombrarnos, cosa que nos cuesta mucho demostrar a nuestra edad, para no quedar como ignorantes. Nuestos grandes hallazgos sorprendían a otros o bien corroboraban versiones de otros compañeritos :)

El dolor más grande podía ser curado mágicamente por abrazos y besos de nuestra madre; hasta la GRAN pelea con nuestros amigos, podía lograr terminarse al cabo de 30 largos minutos con un "lo siento" sincero.

Mi consejo es dejar salir a nuestro niño interior, para que nos devuelva esa energía renovadora a nuestras vidas, para apreciar lo que es verdaderamente importante y hacer lo que realmente queremos!

Volvamos a soñar en grande, con la misma seguridad de antes, porque estoy segura que se cumplirá!

No hay comentarios:

Publicar un comentario